Empezar por medicina y terminar en danza. Para evitar cambios tan abruptos en la elección de una carrera, los expertos han creado una hoja de ruta con el fin de tener éxito cuando se aterriza en la universidad. Un camino que evita que en 1º quieras ser el Doctor House y en 2º, Billy Elliot.
- Guíate por tu vocación. Elije en función de lo que te hace sentirte bien y feliz.
- Cree en ti mismo y en el proyecto académico-profesional y vital que quieres poner en marcha.
- Presta atención al entorno que te rodea. Infórmate de los distintos itinerarios académicos y profesionales así como de los yacimientos de empleo que surgen, tanto en España como fuera.
- Conócete a ti mismo. Hazte preguntas. ¿Qué me motiva? ¿Cuáles son mis valores profesionales? ¿Cuál es mi vocación? ¿Y mis expectativas laborales? Crea un proyecto académico-profesional. Un plan que sea realista e ilusionante. No solo se trata de tus habilidades técnicas (las que exigirá tu futura profesión) sino también de las vitales (sociales y personales).
- Y, sobre todo, manéjate en idiomas. El mundo es ancho y es ajeno y si hay una lengua que se ha convertido en el Esperanto del siglo XXI esa es el inglés.
Vivimos en un mundo muy desigual y hay que estar preparado. Estudiar un año en Harvard cuesta de media lo que gana un trabajador de Sierra Leona durante 100 años. El sistema de becas intenta paliar esta fractura, pero la grieta es tan grande que no lo consigue. Bajo este ambiente, la formación personal es básica. Recuperar la ética del esfuerzo y aquellas aplicaciones tecnológicas que ayudan a facilitar el aprendizaje.Hace falta buscar un equilibrio en un mundo inestable. La mitad de los estadounidenses y la mitad de los europeos tiene un nivel de educación que no encaja con lo que exige el trabajo.
Otro consejo es aprender a leer el tiempo que transitamos. Entre lo vocacional y lo práctico. Entre el ser y el tener. En los próximos cinco años se crearán 400.000 trabajos que precisarán conocimientos de matemáticas y computación. Enseñanzas que no por casualidad están basadas en el inglés.
Y todo esto, o la mayor parte, sucederá en inglés. El mercado para los productos de aprendizaje de esta lengua alcanzará los 3.800 millones de dólares en 2020. Aunque este futuro ya lo vaticinó Shakespeare hace siglos: To be or not to be?